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martes, 18 de octubre de 2016

TOCANDO A MI AMIGA TRAVESTI

¿A cuántos de nosotros nos encanta la idea de compartir el gusto de vestir ropa de mujer con un compañero con los mismos intereses?

De entrada por nuestra cabeza pasa el "vestirse juntas".  Si llegamos a contactar a alguien generalmente en grupos o sitios de "Facebook", le decimos (y más que nada nos decimos a nosotros) que sólo vestirse porque somos hetero.

Pero tú sabes que en el fondo tienes la intención de ir más allá, ansías tocar el cuerpo de tu amiga travesti. Lo sé: aún tienes los pensamientos de tu educación macho-católica o macho-cristiana independientemente de si perteneces a estas religiones o no, es el pensamiento en sociedad latina. Has navegado prácticamente toda tu vida con "la bandera heterosexual".

Pues un buen día escapas de tu actividad y encuentras el pretexto ideal para robar una tarde o una mañana a tu rutina y quedas de verte en un lugar "X" con ese amigo que has conocido por internet; han intercambiando sus números de "WhatsApp" y desde temprano se han mensajeado.


¿Qué onda, si se va a hacer? es el tipo de mensaje que me viene a la mente. 
Sí, ya voy para allá, contesta el otro. Quizá frente a la mesa de la cocina o su comedor, despidiéndose de su esposa, dejando en la escuela sus hijos o saludando a sus hermanos antes de ir a la escuela para encontrase contigo. Con otro hombre que conoció virtualmente pero con imagen de una chica "buenota", que es una foto tuya de cuando te travistes a escondidas. 

Es una cita entre travestis para cambiarse en un hotel. Nervios a mil, las prendas escondidas en una pequeña maleta, en un portafolios, quizá vistas debajo de tu ropa masculina pantys, medias, y alguna otra prenda que te tiene excitado desde que te levantaste.


Quedan en un lugar, intercambian más mensajes por "Whats", hasta que se reconocen y con cierta pena se presentan y acuerdan irse a un hotel. Lucen como hombres normales, visten como hombres, caminan como hombres, hablan como hombres. ¡SON HOMBRES!

Llegan al hotel, con cierta vergüenza uno se anima a pedir la habitación, observando la cara del empleado o empleada que les cobra y les da la llave, tratando de identificar si se burla de ambos. Se sienten ¡Putos! y lo primero que quieren hacer una vez con llave en mano es llegar rápidamente a la habitación para que nadie los vea, que nadie los juzgue, que no los critiquen.

Se visten, se asean en el cuarto de baño, se maquillan, platican y el nerviosismo va disminuyendo pero no esa sensación en la boca del estómago. Por fin después de un rato, se revelan mutuamente las imágenes que conocieron uno del otro en internet, esas mujeres que visten generalmente como rameras,  lo que cada una considera sexy.  Peluca, medias, quizá algún liguero, algún corset y los imprescindibles zapatos de tacón alto.


Con frecuencia la ropa es negra, la falda corta y la peluca rubia. El color del labial es el rojo más fuerte que encontraste. A veces intercambian tips para maquillarse. Lo han observado en gran medida en sus madres, hermanas, esposas, amigas. No te es ajena la manera de aplicar los cosméticos en tu rostro, aunque sea "de vista". 

Ya se transformaron, ya lucen con imagen femenina, selfies, fotos, fotos juntas, "No las vayas a subir a facebook ¿ eh? " con frecuencia se escucha en este tipo de encuentros. Los dos acuerdan con honorabilidad que no lo harán, tienen mucho que perder,  su familia, padres, hijos, hermanos, hasta el trabajo han perdido algunos por fotos travestidos que han caído en manos inapropiadas.


De repente uno de ustedes propone al otro explorar, sólo tocar un poco: A ver tus medias, a ver cómo quieres que te saque fotos... EL otro se sube la falda dejando ver una imagen bien formada de una mujer sensual. A ver tómame empinada, tómame una del culo y un gran etcétera...


A ver: ahora una enseñando todo dirá la más atrevida a la otra no menos ganosa.  Y es en ese momento cuando "les ganan las ganas". Estás viendo la imagen de una mujer atractiva, de tus fantasías reflejadas en otro hombre, en una chica travesti, su transformación es un espejo de sus deseos sexuales y sensuales más íntimos que ni a tu mejor amigo le has confesado. Pero estás con este perfecto desconocido del que solo sabes su nombre de "niña".


Se acercan, se tocan, pasan "el límite" mental de lo prohibido, de los tabús que te han arraigado tus padres, tus maestros, tu religión. De repente alguna toca el pene de la otra, sus suaves nalgas al tacto de esas medias que tanto nos gustan, nos excitan. Como tu compañera busca lo mismo, experimentan una emoción nueva, exploran su cuerpo mutuamente.



Ya no son dos hombres, ya no son dos chicas travestis, son dos seres humanos liberados de tapujos mentales que desean a una chica pero también desean los genitales masculinos. Desean explorar el ano de la otra, del otro, desean los labios femeninos del otro hombre, las piernas femeninas de la otra mujer... Se acabó el género, son seres sexuales con ganas de disfrutar.


La falda subida, el pene erecto, las manos de tu amiga recorriendo tu cuerpo, tus manos recorriendo el de ella, así es como empezamos a dar los primeros pasos más allá de travestirte en tu casa a escondidas, más allá de irte sola al hotel a masturbarte y tomare fotos -selfis- de nalgas, de piernas, de tu culo... 

Has pasado una "barrera" social estás tocando a "Tu amiga travesti"; y ¿Sabes qué? Es algo que continuarás haciendo por el resto de tus días.


"Soy Travesti".
Eli "V".


domingo, 16 de octubre de 2016

LEVANTANDO UNA CHICA TRANS DE LA CALLE...

Muchos nos hemos atrevido a contratar a alguna puta travesti o trans por internet, antes mediante anuncios del periódico -años ha...-, pero es todo una experiencia hacerlo en vivo, en la calle.

En la Ciudad de México, como en prácticamente todas las urbes hay zonas especificas donde existen chicas, chicos y travestis y transexuales que venden su cuerpo por dinero. La experiencia puede ser super excitante o un fiasco total, aunada a las enfermedades que puedas llegar a adquirir si no te proteges adecuadamente.

Pero a veces le estamos dando vueltas y vueltas al asunto en nuestra mente a grado tal que prácticamente se convierte en una obsesión hasta que tomamos nuestro coche -generalmente- y vamos a recorrer las calles donde se paran los travestis que se dedican a la prostitución.


Alguna vez estaba tan caliente en mi oficina que checaba y checaba anuncios en internet, en grupos, pero no me convencía. Hacía años que había tenido mi primera experiencia con un travesti -unos siete años ya- y de hecho me gustó mucho, pero los conflictos mentales, los prejuicios y el trabajo y familia me habían alejado de un nuevo encuentro. Pasaron quizá unas dos o tres semanas que estuve acariciando la idea de contratar una chica -biológica- para salir del tedio de la rutina familiar. 

En fin, me decidí a irme por una puta. Cerré la oficina abordé mi auto y me dirigí al área ubicada por las calles de Sullivan en el DF. ¡Qué chulas mujeres! Como para levantar a todas, jóvenes, maduras, muy maquilladas, excelentes cuerpos, bonitas caras... 

Como era media semana no había ni muchos coches ni muchas putas, así que decidí ir a Tlalpan, donde hay una zona donde encuentras mujeres y otra más extensa a lo largo de la avenida, donde encuentras travestis y transexuales. Me dirigí al area de mujeres, tenía deseo sexual de una mujer madurona y curvilínea sin llegar a gorda.

Ya llegué a Tlalpan, comienzo por la estación del metro San Antonio Abad; son casi las 12 de la noche, pocos autos, muchas putas... Voy a marcha lenta en mi coche, casi cada cuadra hay hermosas mujeres, por lo menos el maquillaje las hace lucir así. Gorditas, delgadas, altas, bajitas, piernudas, nalgonas, chichonas, hay para todos los gustos.  No me decido. Paso Viaducto, más mujeres, doy vuelta donde se encuentra el restaurante "Vips"; tengo la verga parada de tanto ver putas y excitarme solo con la imaginación.

Hay una en especial que me llama la atención, cuerpo prácticamente perfecto, mini falda roja, busto grande, cabello largo ondulado y obscuro, blanca, unos treinta años. Lindas piernas. Detengo  la marcha del coche y se asoma por la ventana del lado opuesto a donde vengo manejando.

 - Buenas noches -le saludé-, ¿Cuánto cobras por tu servicio?

Hola, -responde- con estimulación oral y penetración vaginal  te cobro $500 pesos. ¡Anímate!

- O.K. respondo, doy una vuelta y me decido...

Se aleja de la ventana con gesto de aburrimiento y tedio, de un oficio por largo tiempo practicado.


Le doy la vuelta completa a la cuadra, salgo de nuevo a Tlalpan, decido ir más adelante. Como no estoy familiarizado con las sexoservidoras de esta zona, llego al área donde hay algunas mujeres pero la mayoría son travestis y transexuales.  Algo raro noto. En muchos casos veo super cuerpazos pero caras toscas. ¡Son hombres! Pienso.

Por curiosidad sigo y sigo sobre Tlalpan hasta llegar casi a la estación del metro Portales. Hay muchas travestis hermosas pero deseo una mujer. hace años que sacié mi curiosidad de estar con una travesti. Regreso hasta Viaducto decidido a levantar a la chica madura que vi hace rato. Ya no está... Mmm ya se la llevó alguien más.

Sigo de nuevo al área donde hay travestis y algunas mujeres. Veo una con un busto impresionante y cara angelical. Creo que es hombre. Mmm... Me dan ganas con ella aunque esté buscando una mujer. Sigo mi camino, llego casi al metro Nativitas y doy vuelta donde veo más de una docena de chicas -y chicas trans-; de inmediato noto una chica diferente, seguro es mujer, traje sastre amarillo mate con minifalda que deja ver unas asombrosas piernas bien torneadas, largas y muy bien torneadas.

Algo pasadita de peso pero me gustan más así, "llenitas". Cara bonita, morena clara, zapatos de tacón inmaculados. Me acerco a ella y le pregunto que cuánto cobra por sus servicios.

Responde que $400 pesos con relación oral, su voz es la de una mujer muy joven, busto grande. Hay varias mujeres y bastantes transexuales en esta calle. Percibo un olor de perfume muy rico y dulce en ella. Por fin me decido y le digo: ¡Súbete!


Abre la puerta de mi coche y me saluda de un beso en la mejilla. ¿A qué hotel vamos? Le pregunto. 

Yo te guío, date la vuelta a la derecha. -Me dice-.

Sigo sus indicaciones y llegamos a un hotel sobre la calle de Bolívar y casi Viaducto. Medio feo, nos metemos al garage y estaciono el coche. No le podía quitar la mirada del par de piernas hermosas que se notaban casi en su totalidad por la posición sentada y su minifalda. 

Llegué muy excitado al hotel. Platicamos de trivialidades en el corto trayecto al hotel. Bajamos del coche, ella saluda con familiaridad a la persona que cuida el estacionamiento.

"Paga en la recepción" me dice.  

Obedezco y pago la habitación. $200 pesos le doy a la cajera y me da la llave de la habitación "105". se encuentra en la misma planta baja del hotel, a unos cuantos pasos de la recepción. Es un hotel viejo, obvio "de paso", limpio pero cobra barato y luce barato. No hay lujos, puertas, pintura y ambientación austera.

Estoy excitado, el dolorcito en la boca del estómago se apodera de mí. No es la primera vez que me voy con una puta, pero sí es la primera que levanto una de la calle. ¿Me robará?, ¿Se portará bien?

Entramos a la habitación y comenzamos a platicar. ¿Qué te gustó de mi? me pregunta la que me dijo que se llama Susy. 

Pues francamente tus piernotas, respondo y tu olor, traes un perfume muy rico, tu figura, tus tetas, toda tu. Espero me trates muy bien.

Claro que si "chiquito" me dice Susy. ¿Me das mi regalito? Saco $500 pesos y no me da cambio. Bueno, los vale la mujerzota pienso-.


Comienza a desvestirse sin dejar de tener una charla muy amena; comienzo a desvestirme también. 

La gran ventaja de las putas es que no hay que tener preámbulos ni hay que "conquistarla" , es su oficio y sabe que no te interesa ni a ella, establecer una relación afectiva.

Se quita el saco, se desabrocha la blusa, adivino unas grandes tetas bajo el bra, se quita la falda y ¡Oh! ¡Qué piernotas, qué culote, qué nalgotas!

Se me erecta el pene y comienza a acariciarme. Me quita la trusa. Quedo en camiseta. 

Comienza a chupar mi pene de una forma que hace mucho no gozaba de esa manera. ¡Qué mujer! Exclamaba para "mis adentros."



Bajo mi mano y quiero acariciarle la vagina, deseo sentir su calor, su humedad, quiero meterle mis dedos y sentir su interior... No me deja, con movimientos delicados y a la vez decididos, me quita la mano. Subo a sus tetas. Tampoco me deja... ¿Qué onda? Me pregunto, mama riquísimo pero no me deja tocar.

Trato de tocar su entrepierna de nuevo y vuelve a quitarme la mano. De repente me pregunta: ¿Te gustaría metérmela por atrás? ¡Ohhh! Siempre lo he deseado pero nadie se ha dejado -pienso-. Claro, respondo nunca lo he hecho así. -Me refiero obvio, a una mujer-.

Me pone el condón muy hábilmente con la boca, se acomoda y queda empinada frente a mí.

¡Qué nalgas dios mío! ¡Qué nalgas! Siento que el pene me explota de lo erecto que lo tengo al ver esas super piernas y esas exquisitas nalgas como nunca había visto más que en revistas o películas porno.

No pienso en nada más, me gana el deseo, la lujuria...

Le meto la verga por el ano. La obscuridad y la blusa a medio quitar, además de que no se quitó la tanga sino solamente hicimos a un lado el hilo que la sostiene, no dejó que me percatara de que había "algo más".  Se la meto, la saco, decenas de veces, ella grita, gime, ¡Duro, duro! me ordena. 

La embisto lo más fuerte que puedo; no me canso de tocar, de nalguear, de palpar sus enormes y bien formadas nalgas, toco sus piernas y de repente le meto la mano a la... ¡No hay vagina!

Le saco el pene de inmediato y le digo: ¡Eres hombre!


Continúa en la siguiente publicación...

¡Soy travesti!

Eli "V".










viernes, 7 de octubre de 2016

BESÉ A UN TRAVESTI...

Una chica travesti. Quiero ver una mujer, sé que es un hombre. Alguna vez se lo confesé a una ex pareja mujer biológica que tuve por años. Me preguntó: ¿Qué se siente?


Al principio y de manera inmediata, respondí: "Lo mismo".

Pero después reflexioné, pensé en las sensaciones que experimenté ese primer día que besé a una chica travesti, ¡A un hombre!

Cuando se me acercó mi amiga TV, pues me excitó; estaba "caliente", deseaba sexo. Ya lo había hecho, había chupado pene, todo lo que implica, pero nunca había besado en la boca a otra travesti.

Pudiera parecer banal o intrascendente, pero para las personas que andamos por la vida con la "bandera de hetero",  es todo un tema. En términos biológicos es besar a otro hombre.


Pues creo que la mayoría concordará pero... ¡Es diferente! Es una sensación muy placentera, sabiendo que estás besando a una chica tv, te concentras en sus labios, notas lo suaves que son, sea por el labial generalmente de color rojizo o por el mensaje de sensualidad que te envía el cerebro mediante el cual se potencian todas las percepciones de tus terminales nerviosas. 

Cuando se encuentran las lenguas se mueven y perciben la calidez y la humedad de la boca de tu amiga, de tu compañera, de tu compañero y se funden en un beso que generalmente es apasionado, no amoroso, lleno de carga sexual.

Aparte de disfrutar sus bocas, se inflaman sus penes, se erectan,  llegan las "mariposas en el estómago", la emoción de lo prohibido, del tabú.


Con el beso generalmente uno de ellos toma la iniciativa y libera el pene del otro de su tanga, de su panty; ese beso implica la complicidad, la deshinibición, la protesta misma a las reglas absurdas del mundo moralista e hipócrita. Lengua, labios, manos, pene; todo esto implica el beso de un travesti y claro que sí: ¡ES UNA SENSACIÓN DIFERENTE!  No digo que mejor ni peor con besar a una mujer, no hay comparación. Simplemente es diferente.


¡Soy travesti!  y me gusta.

Eli "V".








martes, 4 de octubre de 2016

SABOREANDO UN PENE...

Imagínate... tu amig@ vestida de mujer, faldita, medias, quizá un bonito liguero.

Le bajas la panty. Ya llevan un rato excitados, vistiéndose de mujer; quizá los dos, quizá solo tú, quizá solo él... No importa.


Se han besado en un frenético manoseo lésbico, propio de las personas que gustamos de ser travestis. Sentir otros labios, sentir y disfrutar otra lengua, tocar un cuerpo que nuestra vista capta como el de una mujer, pero nuestro tacto nos revela con algo más...

Tocar el pene de mi amiga igual de erecto que el mío, para finalmente una de las dos bajar lentamente recorriendo su cuerpo, acariciando su pecho, reconociendo y disfrutando las texturas de lo que lleva puesto. Esas medias, ¡Por Dios!

Bajo su tanga, me excita ese movimiento al despojarse de la prenda cuando baja por sus piernas, siento mi pene muy erecto, de hecho hasta lo libero por un lado de mi tanga, ya no puedo contenerlo de la excitación. Comienzo a masturbarme sin dejar de acariciar y recorrer con mis labios el cuerpo de mi amiga.

Finalmente llego con mi boca a su pene que se encuentra igual de excitado que el mío, erecto... saboreo ese líquido que sale de la punta y me excito más.

Por fin exploto en sensaciones en ese momento cuando abro la boca y recorro esos centímetros y ese par de segundos para recibir tu pene entre mis labios, caliente, duro y largo, lo chupo, lo mamo, lo disfruto.

¡Cómo disfruto ser travesti!

Eli "V".








sábado, 1 de octubre de 2016

SE SIENTE FEMENINA...


Sólo por el gusto de sentir... esas medias, el liguero...

Ya no queda nadie en la oficina. Aprovecho para abrir ese portafolios con parte de "mi secreto". Me quito el pantalón, la corbata; aflojo la camisa...

Es viernes y quiero sentir esas prendas femeninas bajo mi ropa de hombre; salir quizá a un Sexshop, una cabina, o simplemente caminar.


No lo sé, pero de lo que estoy segura es que me veo riquísima...



¡Soy travesti!

Eli "V".

jueves, 29 de septiembre de 2016

ME EXCITAS...


Ya llevamos un rato en el hotel; salí a comprar algunas bebidas, a tranquilizarme, a llamar a mi esposa, a ponerme en paz con mi conciencia... He de confesarte que sentí un poco de vergüenza al pedir la habitación; ya sabes... dos hombres en hotel de paso... malditos tabús.

Me tomó como media hora volver. Te veo empinada en la cama, tu maquillaje de mujer fatal, resultado de años de ensayarlo para obtener lo mejor de tu femenina imagen que al verte me hace olvidar que eres travesti. Veo una mujer muy guapa, excitante.

Corset que delinea una figura que sólo las mujeres en revistas o televisión pueden obtener. Una minifalda que me invita a no imaginar mucho lo que me espera debajo de ella.

Medias sensuales sostenidas con ese liguero súper femenino, súper excitate que te pusiste. Esa tanga de encaje que solo sostiene y a la vez revela lo que hay bajo ella.

Veo tus nalgas enmarcadas en esas prendas, tu masculinidad que lucha por salir de la apretada tanga y me invita a amarte oralmente; tu culo que me ofreces para disfrutarlo una y otra vez hasta cansarnos.

Me encanta que vistas de mujer, me encanta que seas hombre, me encanta que seas travesti...

Eli "V".

miércoles, 28 de septiembre de 2016

¿TÚ QUÉ VES?


Algunos ven un hombre, otros desean ver una mujer "diferente", algunos más lo denominan de acuerdo al frío término: Transexual o Travesti.

Después de años de vestirme con ropa de mujer y tener relaciones sexuales con personas afines a mis gustos y preferencias, puedo decirte que veo simplemente a una persona dispuesta igual que yo, a disfrutar de tocar, besar y fantasear con unas riquísimas nalgas, un perfumado y apretado ano para juntar nuestra lujuria, un pene erecto y con descargas de semen para escurrir en mi boca, unos testículos para acariciar y besar por largo rato, una boca para besar y disfrutar de su húmeda y sensual lengua y unas tetas chicas o grandes para tocar y chupar sin fijarme en el género que las posea.



¿Estaré en lo correcto, qué piensas?

¡Soy Travesti!

Eli "V".

martes, 27 de septiembre de 2016

LA PRIMERA VEZ CON UNA CHICA TRAVESTI. ¡QUÉ FUERTE EXPERIENCIA! SEGUNDA PARTE.

Sigo chupando ese pene erecto dentro de mi boca; la chica "trans" que comparte mi cama se encuentra excitada también, a pesar de ser profesional del placer; ella también disfruta, siente...

Después de un rato nos enderezamos, me pone sus nalgas frente a la cara mientras sus cuatro extremidades hacen contacto con la cama. Me dice: ¡Prueba!, Mámame el culo. Es una sugerencia, una orden, una invitación a otro tabú arraigado en mi mente. ¿Lo hago? ¿Cómo lo digo que no?

Dudo quizá un par de segundos y dentro de la excitación enorme que me posee en ese momento, huelo su ano... huele rico, a perfume, pero con un olor diferente. Le doy un lengüetazo, continúo, más veces poso mi lengua en su culo. Finalmente, acabo chupándolo, introduzco mi tensa lengua en ese ano que es el primero que chupo en mi vida, siento que el pene me va a reventar de lo duro que lo siento, qué sensaciones, qué momento...

Se separa esta chica "trans" que tengo junto a mí - por cierto, su nombre es "Nancy"- de mi lengua y boca húmedas. Al retirarse contemplo sus nalgas, mismas que tomé, apreté y sostuve con pasión y fuerza mientras mamaba su parte interior. ¡Qué culote! exclamo para mis adentros...

Me dice Nancy que me arrodille; me pregunta: ¿Te la meto?

Siento que la cara se me pone caliente de la sorpresa; mi idea era cogerme a una travesti, mamarle la verga, pero... ¿Que me coja?  No sé, respondo, nunca lo he hecho, no se si dolerá mucho... Caray, me he cogido varias mujeres en la vida, pero... ¿Que me metan la verga?

   - Si te duele mucho te la saco y ya, me dice "Nancy", esa chica transexual con una espectacular figura femenina y un pene que se antoja.

- Pues sí, solo que con cuidado, es mi primera vez -le repito-. Qué curiosidad, no me voy de aquí sin probar todo, pienso aún super excitado.

Nancy se arrodilla y veo que su pene se ha puesto algo flácido. "Mámamela un poco para que se me pare y te la pueda meter",  me ordena con una candidez maliciosa a la vez.




Me agacho y me recargo en mis cuatro extremidades; introduzco de nuevo su pene en mi boca, lo chupo, lo succiono, lo saboreo... rápidamente se le para, se le endurece. Se pone un condón; ha sacado una crema o algo así de su bolso, aprieta y sale una substancia viscosa transparente. Me pide que me agache; Uno de sus dedos frota el líquido que es lubricante anal. Me acaricia el culo, me introduce uno de sus dedos; lo mete y lo saca lubricando mi ano.

Me ordena darme la vuelta y me dice: "Ponte de perrito". Nuevamente las "mariposas en el estómago"... ¡Me va a coger! pienso extasiado.

De repente siento cómo mi ano se "aprieta" al sentir su erecto pene tocándolo. "Relájate y aflójate" me ordena Nancy. Siento cómo con fuerza pero delicadamente, me introduce su pene muy lentamente. Me duele mucho; pero quiero que continúe. Poco a poco siento cómo me abre el ano con su verga, la mete y la saca muy lentamente, ganando milímetro a milímetro dentro de mi interior.

Me duele mucho; le digo... De pronto para sin sacarme su pene y siento cómo cae más lubricante algo frío en mi culo.  Nancy continúa introduciendo lentamente su pene dentro de mí, hasta que siento más dolor y toda la extensión de su miembro dentro de mí. Me doy cuenta de que estoy mordiendo la almohada  -de repente sonrío y algunas frases tienen sentido en mi mente-.

Ella comienza a moverse más rápido, poco a poco deja de doler; se escucha cómo me la mete y me la saca cada vez más rápido. Volteo por encima de mi hombro; veo una hermosa mujer con tetas impresionantemente hermosas, cinturita ideal, detrás de mí, sintiendo cómo me coge con vigor, con la fuerza de una varón y apariencia muy femenina.

Dura un rato; me dice: ¡Me voy a venir! Gime, gimo. Nancy me embiste con gran fuerza y movimientos cada vez más rápidos; de repente me hunde la verga lo más profundo que puede dentro de mi culo y súbitamente cesa el movimiento.

Me la saca y volteo hacia ella, tendiéndome boca arriba en la cama; veo el condón con semen. Se lo quita, chorrea de la punta de la verga, chorrea  del condón, se me antoja probarlo, pero no le digo nada. Su semen; pienso un poco: ¡Es la primera vez en la vida que me meten la verga! ¿Qué rico!, ¡Qué placer!, ¡Qué excitación!




Me duele el culo, me duele al moverme, pero ha valido la pena. De pronto Nancy toma mi pene en sus manos y comienza a masturbarme, se me pone más rígido, saca otro condón y me lo pone. Se pone "de perrito" frente a mi y me dice: "Quédate quietecito, yo me la meto". 

Procede con una maestría que se nota, a introducir mi verga dentro de ella. Lo hace despacio y con delicadeza; de repente dice: ¡Cógeme duro!

Comienzo a meter y sacar mi pene vigorosamente en su interior. Nunca había "probado" meterla en un ano. Qué apretado, qué cálido, qué riquísimo. Me encanta el sexo con mujeres pero el culo de una chica "trans", de un hombre... ¡Es riquísimo! Ese apretar continuo que hace que el pene tenga más contacto en sus terminales nerviosas hacen del culo una experiencia única y muy placentera.

Trato de extender al máximo las embestidas contra sus grandes y estéticas nalgas, se las agarro con desesperación, con lujuria con todo ese deseo reprimido durante años. Nancy gime y grita: ¡Más duro, papi, coge, coge, métemela duro!

Por fin comienzo a sentir esa sensación que va apoderándose del pene poco a poco, esa especie de cosquilleo que sale de la base del escroto hasta la punta... ¡Me vengo! grito con desesperación. Nancy comienza a mover las nalgas más rápido y aparte del mete y saca, ahora se mueve en forma circular. 

¡Qué placer!, le hundo mi miembro lo más que puedo como si quisiera partirle el culo con él.


Por fin sale una gran cantidad de semen por mi verga, hace mucho que no me salía tanto.  Estoy agotado, ambos transpiramos copiosamente; jadeamos... Nos dejamos caer en la cama.

Pasados un par de minutos, Nancy toma un baño, se viste; charlamos un poco y nos despedimos. Me quedo en la habitación listo para bañarme. Pienso, pienso y pienso...

¿Qué acabo de hacer? Acabo de tener mi primer relación sexual con otro hombre; con una chica transexual. Estoy muy confundido, estoy extasiado, adolorido del culo; siento; tengo aún la sensación de su pene en mi boca... pero muy satisfecho. ¿En qué me convierte esto? En gay, en puto, en bisexual... ¡Malditas etiquetas!


Simplemente muy buen sexo con alguien a quien quizá nunca más vuelva a ver, pero qué riquísimo.

En ese momento no sé si vuelva a hacerlo en el futuro, soy hombre casado, con mis hijos y mis padres muy tradiconalistas. ¿Qué dirían si se llegaran a enterar?

Una vez bañado, me visto y me voy. Entrego la llave a la recepción con algo de "pena" porque fue a buscarme un hombre. La chica de recepción, habituada a todas las circunstancias y vida común de su trabajo,  se despide con un ¿Queda libre?  A lo que respondo que sí.

Abordo mi auto; me pierdo en la mancha urbana rumbo a mi hogar, donde me esperan mis hijos mi esposa, mis padres... Nadie sospechará lo que acabo de hacer, lo que acabo de sentir, que acabo de tener seco con una chica transexual; con un hombre, por primera vez en mi vida. ¿Y saben?

Fue la primera de muchas...

¡Soy travesti!

Eli "V".







ESE MOMENTO ERÓTICO...

Imagina, siente la textura de las medias en toda la piel de tus piernas, el roce del material, su olor muy característico, tu panty debajo. Te maquillaste, el cabello largo de tu peluca; quizá rubia, quizá trigueña...

Tu pene erecto y chorreando los jugos de la excitación del momento en que tu compañero de esta aventura erótica también ha dejado sus ropas de hombre y se ha transformado en una bella y deseable mujer... así como las deseas, como te gusta imaginarlas e incluso admirarlas.

De repente tu amiga travesti invade tu espacio personal, acaricia tus piernas, tu cadera... se arrodilla frente a ti que yaces sentada en la cama de ese hotel que ha presenciado todas las perversiones y libertades sensuales posibles y de repente:

Tu amiga coloca sus labios en tus muslos, sube poco a poco su cabeza sin apartar los labios de tu piel, disfrutando como tú de la exquisita textura de tus medias, para finalmente y como comienzo de todo, posar su boca sobre tu entrepierna. Tu pene convertido ahora en instrumento de placer bi genérico, percibe al cálido aliento de esos labios ansiosos de introducirlo en la totalidad de la boca que los contienen.

Un momento erótico y sensual que te demuestra que el sexo no tiene género, es libre y está hecho para que los disfrutemos y percibamos al máximo sin mayor restricción de género, de la gran ventaja de tomar lo mejor del género femenino, sintiendo el placer del mundo masculino.


¡Soy Travesti!

Eli "V".



lunes, 26 de septiembre de 2016

LA PRIMERA VEZ CON UNA CHICA TRAVESTI. ¡QUÉ FUERTE EXPERIENCIA!

Muchos de nosotros y sobre todo ya madurones, hemos fantaseado alguna vez con tener sexo con una chica travesti o transexual. Quizá el no haberlo llevado a cabo o no atrevernos, nos hace pertenecer a grupos y sitios que nos permiten por lo menos fantasear con la idea.

Fíjate que yo me atreví hace ya tiempo. Ví un anuncio en el periódico, cuando no estaban muy de moda los anuncios de prostitución por internet, donde una chica travesti se describía como de buen cuerpo, buen trato, joven y con experiencia. Obvio, venía su número telefónico.

Me decidí a llamarle después de meses de estar viendo este tipo de anuncios, le daba vueltas y vueltas a la idea: ¿Qué se sentirá?, ¿Cómo será?, ¿Me dejará acariciar su pene?, ¿Me dejará tocarla? Estaba muy nervioso al llamarle, por fin marqué el número y con la sensación de "mariposas en el estómago" escuché su voz del otro lado...

-"Hola, buen día, en qué puedo servirte?" respondió la chica transexual...

     - Deseo informes de tu servicio... respondí.

- "Mira papi, -con voz amanerada que pertenecía a un hombre homosexual- el servicio te cuesta $800 pesos y te incluye motivación oral, sexo anal y soy interactiva, si quieres te penetro y me penetras; tienes que estar instalado en un hotel en Tlalpan o colonia Roma y el tiempo es de aproximadamente una hora del servicio."

     - Perfecto; respondí. Oye estoy muy nervioso y es la primera vez que lo haría con una chica como tú. ¿Me guías en todo verdad?

- "Claro papito; me respondió. Tú no te preocupes por nada".

     - O.K., le dije, salgo para el hotel y te llamo.

- "Sí papi; respondió. Me marcas, checo que estés hospedado y me voy contigo".

     - Bueno, muchas gracias; respondí.

Se me pasó "el susto"; tenía ya la información que necesitaba, tenía el dinero suficiente y tenía el tiempo disponible. ¿Voy o no voy? me preguntaba no sin perder la sensación en la boca del estómago... ¿Qué hago? A la mente se me vinieron infinidad de pensamientos, mi esposa, mis hijos, mi amante -mujer en ese entonces-, mi madre, mi padre... Ese travesti es un hombre, yo no soy puto; pensaba, me causaba conflicto, pero tenía unas ganas locas e inexplicables de ir más allá, de cruzar la barrera auto impuesta por mi conciencia, por la sociedad, por mi educación... ¿Qué hacer?

Después de como una media hora de reflexionar, de pensar, de sentir culpa, de sentir deseo sexual, ¡Me decidí a ir al hotel!  Cerré mi oficina, abordé mi auto y llegué a un hotel de los que llaman "de paso".  Estaba hecho un "manojo de nervios".

Nuevamente el cosquilleo o dolorcillo muy intenso en la boca del estómago... ya había pagado la habitación, ya estaba a una llamada de contactar a la chica del anuncio, sería ¡Mi primera experiencia homosexual!

Procedí a llamar nuevamente ya desde el hotel, a la chica que se anunciaba como travesti de hermoso cuerpo a la que había llamado desde mi oficina. Más agudo el dolor de la boca del estómago...

Por fin respondió: "Hola buen día, en qué puedo servirte?"

    - Soy el que te llamó hace como una hora para pedir informes de tu servicio, ya estoy en un hotel.

- O.K. papi, ¿cuál hotel es?

      - Es el hotel ***** respondí.

- ¿Cuál es el teléfono del hotel y en qué número de habitación estás?

       - El número es 55******* y estoy en la habitación 210, le dije.

- O.K. cuelga y te llamo para verificar papi; me dijo y yo aún con los "nervios de punta".

     - Pasarían unos tres o cuatro minutos; se me hizo eterno ese tiempo. ¿Por qué no llama?, ¿Vuelvo a marcarle? -Sorpresa, decepción, nervios, arrepentimiento- experimentaba todo eso al mismo tiempo.

De repente sonó el teléfono de la habitación...  "Hola papi, estoy por allá en una media hora", me dijo la chica transexual cuya voz ya me era familiar.

     - "Gracias, te espero", respondí.

Me quedé sentado en la cama de la habitación ya con la certeza de que acudiría mi primera cita transexual en mi vida. Encendí el televisor, sintonicé un canal de películas pornográficas; estaba muy nervioso, ¿Qué hago? ¿Me voy? ¿Me quedo?

Decidí tomar un baño para quitarme el sudor del día y no dar mal aspecto. Serviría para relajarme. Así fue y transcurrió media hora muy rápido.

Nervios y más nervios nuevamente... ¡Ya está por llegar! pensé. Ya se tardó, ¿Le marcaré de nuevo?

En eso estaba cuando de repente tocaron a la puerta.

¡Qué sensación!, ¡El susto de mi vida!, Un intenso dolor y cosquilleo en el estómago...

Abrí la puerta y ¡Ohhhhh!

Una chica transexual, falda corta -no mini-, blusa discreta, cabello obscuro, largo y perfecto, morena, rasgos medio hombrunos un poco vulgar, bien maquillada, perfume exquisito...

Me saludó muy amablemente de beso en la mejilla. -"Hola papi, ¿cómo estás?" Me preguntó.

Respondí y platicamos por unos minutos. Muy amablemente me dijo: ¿Tienes mi regalito?

Dudé por unos segundos y asumí que eran los $800 pesos que me había dicho por teléfono.

     - Claro, permíteme... respondí. Saqué el dinero y se lo di. Lo tomó y me dijo que en unos minutos salía, cerrando tras de si la puerta del cuarto de baño.

Me quité el pantalón, los zapatos y calcetines, permanecí nervioso sentado en la cama; muy excitado, cuando de repente abrió la puerta del baño. ¿Qué es esto? Me dije...

Ante mi estaba una chica con un super cuerpazo, medidas prácticamente perfectas, piernas torneadas, hermosas, cintura delgada, grande cadera, nalgas redondas, paradas, perfectas y un par de tetas muy, pero muy bien formadas. Se adivinaba bajo su tanga blanca "algo", un pene que es el "extra" de esta chica tan perfecta.



Un par de "colitas" de colegiala era la forma en la que acomodó su cabello para resaltar su imagen...

Me preguntó qué me gustaría y le dije: es mi primera vez con una chica como tú. Mejor tú dime...

Sonrió y me dijo: "O.K."

Hizo que me recostara en la cama, me acariciaba las piernas, todo muy suavemente con sus grandes y suaves manos; llegó al área genital. Bajó mi trusa, tomó mi pene ya erecto entre sus manos y lo llevó a su boca. Comenzó a chuparlo de una manera que nunca nadie lo había hecho; me hizo sentir un placer que solo alguna boca experta puede dar. 

Sentía sus lengüetazos en mi glande, a lo largo del pene, entraba, salía... ¡Qué sensaciones! un placer extremo, mi pene estaba erecto, firme, secretando el líquido lubricante prácticamente a chorros.

Instintivamente me recosté en sentido contrario a su cabeza hasta quedar frente a su tanga y sus piernas perfectas. Ella seguía con mi pene en su boca. Comencé a acariciar su entrepierna, sus testículos, su pene algo chico pero erecto por el momento y la situación. En un acto de "experiencia y propio de su oficio", se quitó la tanga sin dejar de chupar mi pene.

¡Oh! Tengo un pene frente a mi boca por primera vez. Lo acaricié, lo olí, y finalmente, después de tanta curiosidad, tantas ganas reprimidas, tantos años de ver revistas con "She-males", abrí la boca e introduje ese pene erecto en mi boca. Lo mamé con pasión, con ganas, con curiosidad y gusto. Su textura suave y firme, el sabor de sus "jugos",  chupar sus testículos, lengüetearlos... Conclusión de esta primera parte del encuentro: ¡Me gusta la verga!


Espera la continuación de la parte final de este relato.

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¡Soy travesti!

Eli "V".








sábado, 24 de septiembre de 2016

LA PRIMERA VEZ... ¡TRAVESTIDA!

Algunos de ustedes recordarán ese momento, esa necesidad... ¡Sí! ¡Necesidad! de usar ropa de mujer.

Ya tiene sus ayeres. Alguna vez mi madre salió con mi abuela a la calle, iban a tardar; era como la tercera o cuarta ocasión que me dejaban solo en casa; un departamento grande y viejo en la Colonia Roma de la Ciudad de México.

Cerraron la puerta,  ¡No le vayas a abrir a nadie! dijo mi madre, ya que mi padre estaba de viaje.

No mamá... respondí fastidiado y excitado de lo que pensaba hacer.

Esperé un rato, viendo televisión y literalmente: ¡Corrí a su habitación!

Abrí los cajones del tocador y comencé a revisar lo que había: pantaletas, medias, pantymedias, un corset, brasieres... Seleccioné varias prendas de cada una y abrí los cajones de mi abuela, que entonces tendría unos cincuenta y tantos años... ella tenía ligueros y medias.

Comencé a ponerme los calzoncillos de mis hermanas desde que tengo uso de razón, como a los cinco años sin saber por qué, simplemente recuerdo que me gustaba. Ahora había llegado el momento de saber qué se sentía usar todo.

Igual me masturbaba desde que tenía unos siete años; no porque supiera algo acerca de sexo sino porque descubrí una sensación riquísima por casualidad flexionando mis piernas con el pene en la entrepierna  en el pupitre de la escuela primaria y de ahí en adelante lo hacía prácticamente a diario.

Pero regreso al tema... Me desnudé, por completo; me puse las pantaletas primero. Eran color beige, como de nylon con un rombo de encaje al frente, eran  finas. Percibí en la piel el toque suave y delicado de la prenda, se erectó mi pene.

Tenía una sensación de "mariposas en el estómago", los sentidos al 100%, el pulso acelerado, ¡Emoción, excitación!

Continué con las medias; intuí que iban sostenidas por un liguero que hoy consideraríamos estilo "vintage", muy excitante, me puse un brasiere. Saqué una falda a la rodilla del ropero. Me puse unas zapatillas de tacón alto de las que a veces usaba mi madre en fiestas.

Me contemplé en el espejo... me gustó cómo me veía, las sensaciones de las medias, su textura en todas mis piernas, el liguero en mi vientre, el brasiere. Sentir el aire que entra bajo la falda... sólo sabe de lo que hablo aquél que lo ha hecho; es un estado de excitación superlativo...


Algo me sucedió, me sentí raro, muy diferente. No mal, al contrario. ¡SENTÍA!, asumo que así debe ser algo semejante a sentirse femenina. Me probé faldas, blusas, medias, pantymedias... fue una tarde de "exceso" de travestirme. Se me fue el tiempo "volando" hasta que consideré que no tardaría mucho en llegar mi madre, mi abuela y mis hermanas.  No resistí más y me masturbé. 

Cuando me masturbaba, fantaseaba con la ropa, con mis sensaciones, con mi imagen en el espejo, con mis piernas portando medias, con los tacones.... Eyaculé cono nunca antes, el semen dio en mi cara, me estremecí.

De inmediato tuve una reacción rara. De repente me arrepentí de todo lo que había hecho, tuve una súbita sensación de quitarme todo de inmediato. Arrepentimiento, rechazo, algo indescriptible pero fuerte. Ya no quería estar vestido de mujer.

Me quité rápido todo, volví a la seguridad de ropa de hombre; doblé todo y lo guardé tal cual estaba en los cajones y el ropero.  ¡Oh! había manchado con los "jugos" de mi pene y de tanta excitación la pantaleta de mi madre. La doblé y la guardé hasta abajo de toda su lencería.

De cualquier forma sabía que iba a volver a hacerlo y ahora estaría a la espera impaciente de cada vez que me quedara solo en casa.

¡Soy travesti!

Eli "V".




viernes, 23 de septiembre de 2016

Esta es la primera vez que escribo para alguien más que yo. Así es... Generalmente escribo en un blog privado, una especie de diario. Pero al ver tanta gente con la sensualidad desbordada, sentí el deseo de compartir mis experiencias eróticas con ustedes.

¿Yo? Travesti de clóset, algo maduro, con hijos, con esposa y con amante ¡TRNS! Sí. Así como le hago el amor a mi mujer, se lo hago a un hombre travestido.

Esa es mi naturaleza, no deseo ya reprimir mi deseo sexual; desde pequeño sentía que me gustaba todo lo de las mujeres... Usaba algunas pelucas que compró mi mamá, usaba su lencería, incluso llegué a pintarme los labios como a los seis años.

Pero también me atraían las niñas, en especial las muy bonitas.

Tuve conflicto emocional muy fuerte hace unos años -ya como 10- cuando tuve una relación por primera vez con un travesti -yo ya estaba casado y con hijos-. Me sentí ¡PUTO!, me sentí mal...

Después de un calvario de varios meses me dije: ¡Pues al diablo, cada quién sus nalgas y sus preferencias y de pronto después de mucho pero mucho pensarlo, me acepté tal cual. Quizá me convertí en algo cínico y atrevido. Obvio, infiel con mi esposa, pero... tengo necesidad a veces de mamar un buen pene, sentirlo en mi culo y de igual forma, penetrar a un@ chic@ travesti igual que yo.

Siento que esta condición bisexual que he aceptado ya desde hace poco más de 10 años, me ha hecho vivir más que la mayoría de los seres humanos que frustran sus deseos por convencionalismos sociales absurdos, por etiquetas de convivencia en comunidad, por prejuicios religiosos, por tabús familiares.

Me atreví a ir más allá, a disfrutar sexualmente mi cuerpo, el de otras, el de otros...

No todo ha sido lindo; ha habido momentos terribles, en los que nunca pensé que podía caer "tan bajo", pero me he recuperado; ha habido consecuencias; buenas, malas, mejores, peores.

Actualmente tengo una amante travesti, más joven que yo, realmente luce muy bien y obvio, con un pene que sería el deseo de muchos de nosotros como hombres. Con ell@ puedo hablar de todo, de mis hijos, de mi esposa, de mi trabajo, de mis perversiones sexuales de las cuales ell@ es parte activa, de hacer tríos, ¡Es increíble!

He aquí historias eróticas de esta condición emocional/sexual que muchos de nosotros tenemos como varones que gustamos vestir ropa de mujer.

¡Soy travesti!

Eli "V".